Los tratamientos de ortodoncia están bastante demandados en la actualidad, pues han conseguido demostrar con creces que son bastante útiles y efectivos para poder solucionar cualquier problema relacionado con las maloclusiones o con la alineación de la dentadura. Por este motivo, es muy importante conocer cuál es el proceso que se lleva a cabo alrededor de estos aparatos, y cuáles son las distintas fases que lo componen.
La ortodoncia se puede definir como una serie de movimientos dentarios que se realizan con el objetivo principal de mejorar tanto la funcionalidad como la estética de la boca del paciente, y consta de un total de 7 partes diferentes que es importante tener en cuenta.
Fase cero
Consiste en el análisis y estudio previo de la ortodoncia, donde es importante llevar a cabo una revisión del paciente para poder determinar cuál es su situación particular y qué tipo de alternativa es más adecuada dependiendo del caso. Para esto, será importante tener una planificación adecuada y valorar a la persona de manera completamente única e individual. A su vez, esta fase también se divide en una serie de pasos:
- Evaluación: En este proceso se determinan qué problemas bucales tiene el paciente.
- Radiografías: A través de estas imágenes se puede comprobar el estado de la boca de la persona.
- Modelos de estudio: Son las muestras de la boca del paciente.
- Fotografías: Estas pueden ser tanto extraorales como intraorales, y son muy útiles para el análisis de malposiciones de los dientes, así como de la simetría de la cara.
En la actualidad se han producido gran cantidad de avances que han permitido poder realizar los diagnósticos a través de un escáner intraoral en tres dimensiones, sustituyendo a los molestos moldes de alginato y escayola. Una vez se determina qué tratamiento es el más adecuado, se comenzará a realizar una planificación del mismo. Aquí, los pacientes también tendrán capacidad de decisión, pues pueden escoger el tipo de aparato que más se ajuste tanto a sus preferencias personales como a su presupuesto. Algunos de los más conocidos son los brackets metálicos tradicionales y la ortodoncia invisible.
Fase 1
Se la conoce como fase activa, y la principal función que tiene es la de la corrección del apiñamiento de los dientes, así como cualquier discrepancia vertical. Por supuesto, en casos donde el paciente sufra de maloclusiones, estas también serán tratadas. Entre ellas, se incluyen sobre todo la mordida cruzada, o mordida abierta. Es una etapa que es medianamente larga, y que generalmente abarca desde los 6 hasta los 8 meses. No obstante, una vez toca a su fin, el paciente encontrará sus arcadas perfectamente niveladas, además de unos dientes que tendrán una alineación correcta.
Fase 2
Corresponde a la corrección total de la mordida, de manera que todas las piezas dentales comienzan a colocarse en la posición que deben, logrando así unos resultados estéticos bastante buenos. No obstante, es importante tener en cuenta que en algunos casos los pacientes podrían necesitar de gomas para que actúen como fuerzas externas y poder corregir la mordida en su totalidad. Sin embargo, como ya se ha recalcado, esto no ocurre con todo el mundo, sino con ciertas personas.
Fase 3
En esta fase se consigue cerrar todos aquellos espacios que existen entre una pieza dental y la otra, pero ya una vez estas han sido perfectamente colocadas. Así, se consigue un aspecto externo mucho más estético.
Fase 4
Se da cuando las piezas dentales se han conseguido alinear, además de una completa corrección de la mordida y de haber solucionado todos los posibles espacios entre dientes. Asimismo, también será necesario realizar unas operaciones extra para poder garantizar unos buenos resultados:
Corregir discrepancias de línea media: Así, se consigue que la parte superior de la boca, así como la inferior, puedan coincidir sin problemas.
- Igualar las raíces: Será fundamental comprobar que todas ellas sigan perfectamente paralelas.
- Llevar a cabo un asentamiento final de los dientes.
- Igualar posiciones dentales: Esto hace referencia únicamente a esas pequeñas rotaciones que todavía quedan por hacer.
Fase 5
Esta es una de las más importantes, pues el dentista tendrá que comprobar que todos los objetivos propuestos en la planificación inicial han terminado por cumplirse, y que los dientes del paciente se encuentran perfectamente alineados. Y, en caso de maloclusiones, que estas se hayan solucionado sin problema. Si todo se encuentra en orden, el profesional procederá a retirar el aparato de la boca del paciente para comenzar con la fase de retención, que servirá para mantener en el tiempo los resultados conseguidos.
Fase 6
Es la denominada como etapa de retención, y no por ser la última de todas es la menos importante, pues será fundamental para asegurar que los resultados van a seguir manteniéndose intactos y que la ortodoncia va a cumplir realmente con sus propósitos. Por norma general, los profesionales suelen colocar unos retenedores en la boca del paciente, y los cuales se encargan de mantener su posición nueva e intentar que no se vuelvan a mover. A pesar de lo que mucha gente cree, las piezas dentales tienen memoria, y si no se toman medidas, estas tienden a volver a su posición original. Por este motivo, el papel de unos retenedores para las arcadas superior e inferior será clave. Los pacientes tendrán que llevarlos el tiempo que el experto considere necesario, y generalmente en los primeros meses, hay que tenerlos puestos durante todo el día. No será hasta que pase un poco el tiempo cuando el tiempo de llevar las férulas se reduzca, de manera que solamente se necesiten por las noches.
Todas estas fases son fundamentales para poder garantizar unos resultados satisfactorios, tanto en lo que se refiere a la estética, como a la funcionalidad. Por eso, es importante seguir las instrucciones de los profesionales e intentar seguir todas las recomendaciones que estos indiquen todo el tiempo que vaya a durar el tratamiento de ortodoncia. De esta manera, se conseguirá una dentadura perfectamente alineada, y una sonrisa de lo más armónica.