Tener la mordida abierta es uno de los problemas de tipo dental más comunes que existen en la población, y actualmente cuentan con una incidencia bastante similar a la del apiñamiento de los dientes o la mordida cruzada. Las consecuencias de este tipo de maloclusión no solamente se reducen a nivel estético, sino que además traen una serie de inconvenientes que están directamente relacionados con la salud bucodental de los pacientes.
La mordida abierta, por otra parte, puede presentarse en diferentes grados, pero lo más adecuado es intentar tratarlo cuanto antes, normalmente ya desde la infancia, ya que normalmente se suele desarrollar cuando las personas son más jóvenes. Por norma general, es posible corregirla fácilmente a través de un tratamiento de ortodoncia de cualquier tipo: desde los brackets metálicos tradicionales, hasta algunos removibles como pueden ser los de Invisalign.
Es importante recalcar el hecho de que este problema debe tratarse lo antes posible, pues si se da en la edad adulta, el diagnóstico del paciente se puede complicar enormemente. Se considerará mordida abierta a cualquier persona que tenga uno o varios dientes que no puedan contactar con sus respectivos antagonistas. Normalmente esto suele darse por la falta de contacto que existe entre los caninos y los incisivos, tanto laterales como centrales, o incluso en los molares.
Si se da esto, resulta prácticamente imposible llegar a cerrar la boca del todo con todos los dientes. Realmente, los síntomas de tener una mordida abierta suelen ser bastante visibles, comenzando por contar con un espacio bastante considerable entre las piezas dentales.
Existen distintos tipos de mordidas abiertas que conviene conocer. El primero, es la mordida abierta anterior, que normalmente suele ser la que más se da entre los pacientes. Esta se produce cuando el paciente muerde y los dientes superiores e inferiores que no llegan a contactar son los frontales.
Por otro lado, destaca la mordida abierta posterior, que se da cuando las piezas traseras no llegan a encajar cuando el paciente intenta cerrar la boca. Y, para finalizar, está la mordida abierta lateral, cuando la falta de encaje dentario se produce en solamente un lado de la boca. Este puede ser tanto el izquierdo como el derecho. En su mayoría, todos estos casos pueden tratarse fácilmente a través de un tratamiento de ortodoncia.
No osbtante, en los casos más graves, es posible que se tenga que recurrir a una cirugía. Por eso en parte es tan importante detectar el problema y tratarlo en las edades más tempranas. Estas maloclusiones pueden producirse por múltiples motivos, comenzando por la herencia genética. No obstante, en la mayoría de las ocasiones se suelen dar debido a que los pacientes adquieren unos malos hábitos ya desde su infancia. Por este motivo, para poder prevenirse es fundamental que los padres se impliquen y lleven a sus hijos al dentista desde que tienen edad para ir. De esta manera, se pueden evitar no solamente la maloclusión dental, sino otra serie de problemas que pueden afectar gravemente a la salud bucodental de los pacientes.
Para evitar en la medida de lo posible que se produzca la mordida abierta, es necesario conocer cuáles son los hábitos más perjudiciales que existen e intentar eliminarlos. Uno de ellos, es tanto la succión del pulgar como la utilización del chupete desde edades muy tempranas y alargar su uso cuando los niños ya son lo suficientemente mayores como para no hacerlo. Así, respirar por la boca en vez de por la nariz o empujar los dientes con la lengua también pueden propiciar el desarrollo de una mordida abierta. Algo que también puede ser de gran utilidad, es llevar al niño al dentista tan pronto como tenga edad para acudir a su primera revisión.
De esta manera, el especialista puede evaluar su caso de forma individual e indicarle todas las pautas que debe seguir para prevenir este problema, o corregirlo en caso de que este ya se haya desarrollado por completo. La mordida abierta, a su vez, puede provocar otra serie de complicaciones que no solamente afectan a nivel estético, sino también en lo que se refiere a la funcionalidad de la boca.
Esto puede darse cuando se tienen dificultades para poder masticar la comida, además de trastornos en la articulación temporomandibular ( ATM), e incluso puede llegar a causar problemas respiratorios y alteraciones en el habla de los pacientes que sufren de una mordida abierta. Por ello, para llevar a cabo un tratamiento que pueda corregirlo, es necesario tener en cuenta algunos factores como la edad del paciente y el grado de maloclusión que pueda tener.
Para corregir la mordida abierta, como ya se ha mencionado, a veces hay que recurrir a la cirugía si la situación es muy grave. No obstante, por norma general se puede solucionar simplemente a través de una ortodoncia, habiendo dos tipos distintos.
El primero es la ortodoncia interceptiva, que se realiza de manera exclusiva a niños que todavía están en fase de crecimiento, y los cuales tienen la mordida abierta debido a un crecimiento incorrecto de sus dientes. Por otro lado, está la ortodoncia general, que suele indicarse para adultos y adolescentes con los huesos dentales ya completamente desarrollados.
En este tipo de situaciones, los pacientes pueden escoger el tipo de ortodoncia que quieren, y que puede constar tanto de unos brackets metálicos, como de zafiro o incluso un aparato removible como es el Invisalign. Por otra parte, también existe el tratamiento combinado de ortodoncia con cirugía ortognática, que se suele realizar en aquellos adultos que poseen una mordida abierta muy severa y a los cuales la ortodoncia no les surte el efecto que debería.
En estos casos, primero se utiliza un aparato ortodóncico, y posteriormente, cuando pasa aproximadamente un año, ya el paciente tendría que someterse a una cirugía. Y, una vez se recupera de la misma, debería volver a llevar aparato para completar el proceso. Este tipo de tratamiento dura más o menos 36 meses, aunque puede variar dependiendo de cada persona.