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Las uñas son placas duras y translúcidas que se encuentran en la parte superior de las yemas de los dedos de pies y manos. Fundamentalmente, están compuestas de queratina y su función es la de proteger las puntas de los dedos. Hoy, precisamente, vamos a conocer un problema relacionado con las uñas y que recibe el nombre de onicofagia.
Además de su función práctica, las uñas también desempeñan un papel estético para muchas personas. Pero, en todos los casos, es muy importante que cuides bien de tus uñas. Si las tienes bien limpias, cortadas y evitas malos usos como morderlas, estarás previniendo diversas infecciones.
¿Qué es la onicofagia?
La onicofagia es el hábito compulsivo de morderse las uñas, las cutículas y los tejidos circundantes. Un trastorno muy común y que afecta tanto a niños como a adultos. Las causas de aparición pueden deberse a múltiples factores, aunque destacan en especial el estrés, la ansiedad, el aburrimiento o la propia rutina. De hecho, muchas personas recurren a la onicofagia como una forma de liberar tensiones o como un mecanismo al que acuden ante situaciones difíciles.
En un principio, la onicofagia es un trastorno inofensivo. Sin embargo, puede tener efectos perjudiciales para la salud. Sin ir más lejos, si el hábito es muy repetitivo puede causar daños, heridas, infecciones o inflamación en las zonas circundantes de las uñas. Además, al morder las uñas se ingieren bacterias y otros gérmenes presentes en las manos y los dedos, lo que aumenta el riesgo de padecer una posible enfermedad.
Para superar la onicofagia, es muy importante poder determinar la causa que la produce. Asimismo, también hay una serie de medidas que ayudan a prevenir el problema. No obstante, si estamos ante un caso grave y compulsivo, lo más recomendable será acudir a un terapeuta profesional. Un especialista que ayude a identificar y modificar los patrones de conducta y pensamiento asociados con la onicofagia.
Tratamientos para superar la onicofagia
Como acabamos de decir, es muy importante conocer las causas que desencadenan la onicofagia para iniciar su tratamiento. El estrés, la ansiedad o el aburrimiento son los principales factores que están detrás de este trastorno.
En este sentido, uno de los tratamientos más destacados es la terapia cognitivo-conductual. Una medida que ayuda al paciente a identificar los desencadenantes emocionales del problema. Además, contribuye a desarrollar estrategias alternativas para hacer frente al estrés y la ansiedad que originan la onicofagia.
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A este respecto, el Consejo Nacional para la Enseñanza en Investigación en Psicología de México publicó en 2011 el estudio Intervención conductual en un caso de onicofagia. Un estudio en el que se puede conocer en qué consiste este método de intervención y cómo se desarrolla. En el estudio, se realiza esta intervención sobre un niño de 10 años que presenta este trastorno compulsivo de morderse las uñas y se revelan los pasos que se dieron para su solución.
Otra opción de tratamiento es el uso de esmaltes con sabor amargo o productos diseñados específicamente para evitar morderse las uñas. Estos productos suelen contener sustancias desagradables que actúan para recordar no continuar con el hábito. Al experimentar el mal sabor, se ayuda a frenar o disminuir en lo posible la onicofagia.
Asimismo, se pueden implementar estrategias de distracción cuando la persona siente la tentación de morderse las uñas. Por otro lado, también resulta de interés mantener las uñas bien cortadas y arregladas para disminuir la tentación de morderlas.
En los casos más graves de onicofagia, es posible que se requiera la intervención de un especialista en salud mental. Sobre todo en aquellas situaciones en las que el trastorno está asociado con episodios de estrés o ansiedad profundos.
Un libro práctico que ayuda a dejar de morderse las uñas es Superando la onicofagia: un tratamiento rápido y fácil para dejar de morderse las uñas. En él, su autora, Rocío Lacasa Rodríguez-Porrero, nos ofrece algunas pautas y tratamientos para reducir la frecuencia de este hábito.
Causas de la onicofagia
Ya hemos señalado el estrés o el aburrimiento como posibles causas de aparición de este trastorno. No obstante, en muchas ocasiones hay que ir un poco más allá con el diagnóstico.
La ansiedad y el estrés son dos factores fundamentales que dan lugar a este hábito. Morderse las uñas es, para muchas personas, una forma de liberar la tensión acumulada y conseguir un alivio temporal. Las personas que suelen tener un alto nivel de estrés o que padecen trastornos de ansiedad son más propensas a morderse las uñas.
Al mismo tiempo, la onicofagia que ya se inicia en la infancia suele persistir en la edad adulta como un hábito aprendido, especialmente si no se ha tratado. Los niños pueden aprender a morderse las uñas al ver a sus padres o a otras personas cercanas. Una vez que se establece el hábito, es difícil de frenar o de eliminar.
El aburrimiento es otro factor que desencadena la onicofagia. Pero también es un acto muy habitual en aquellas personas que tienen una mayor sensibilidad emocional. Para algunos, morderse las uñas es una forma de lidiar con las emociones más intensas, tales como la frustración, la tristeza, el enfado, etc.
Por último, también hay que señalar que, en realidad, hay algunas personas que no son conscientes de que se están mordiendo las uñas hasta que el hábito no está arraigado. En este caso, la falta de conciencia y de aceptación es un comportamiento que suele dificultar la prevención y el tratamiento del problema.
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Consecuencias de comerse las uñas
El hábito de morderse las uñas de forma compulsiva tiene muchas más consecuencias de las que pensamos. No solo las uñas y los dedos se ven afectados, sino también, y muy especialmente, los dientes y las encías. La presión constante que se hace con la dentadura puede ocasionar algunos de los problemas que vemos a continuación.
Fracturas dentales
La onicofagia es un trastorno que tiene diversas consecuencias para la salud bucal. Cuando una persona se muerde las uñas, ejerce una presión constante y repetitiva sobre los dientes. Un efecto que, con el paso del tiempo, los puede debilitar. Hay que tener en cuenta que los dientes no están diseñados para soportar presiones excesivas de forma tan repetitiva.
Morderse las uñas puede causar fracturas dentales, especialmente en los incisivos frontales y los molares posteriores. Las fracturas pueden ir desde pequeñas fisuras hasta otras más extensas que afectan a la estructura dental. A esto hay que unirle el dolor, la sensibilidad y la incomodidad de una fractura de este tipo.
La onicofagia también puede dañar el esmalte dental, la capa protectora externa de los dientes. Al morder las uñas, las superficies ásperas rayan el esmalte y provocan su desgaste prematuro. Una situación que conlleva la exposición de la dentina, causando sensibilidad dental y aumentando las probabilidades de tener caries.
En todos los casos, es muy importante tratar el problema y buscar formas de prevenirlo para mantener una dentadura saludable. Pero si ya se ha producido la fractura dental, será necesario acudir al dentista para que valore el daño y determine el diagnóstico y el tratamiento más adecuado.
Retracción de encías
La onicofagia implica morder o comerse las uñas de forma repetitiva. Un acto que puede tener consecuencias negativas en las encías que rodean los dientes. La presión causada por la mordedura constante puede llevar a la retracción de las encías, es decir, a la exposición de las raíces dentales.
Cuando las encías se retraen, se produce una pérdida del tejido que protege las raíces de los dientes. Por esta razón, las raíces quedan expuestas y experimentan sensibilidad al calor, el frío y las comidas y bebidas dulces o ácidas. Además, la exposición de las raíces dentales aumenta el riesgo de sufrir una caries radicular o una enfermedad periodontal.
La retracción de las encías debido a la onicofagia facilita la acumulación de placa bacteriana y sarro en las raíces dentales expuestas. Un problema que desemboca, en la mayoría de los casos, en una inflamación de las encías y en la pérdida de hueso alrededor de los dientes.
Para prevenir o tratar la retracción de las encías, es por tanto fundamental prestar especial atención a la onicofagia. Un problema que podemos atender a partir de un enfoque multidisciplinar en el que se incluyan una terapia conductual, técnicas de relajación y manejo del estrés. Para evitar daños mayores, es más que recomendable buscar la ayuda de un especialista en salud mental o un especialista en trastornos de la conducta para reducir o eliminar el hábito.
Alteración de encías
Durante el acto de la onicofagia, la persona se muerde las uñas de forma frecuente y compulsiva. Una condición que, entre otras consecuencias, provoca daños y alteraciones en las encías. No en vano, la acción de morder o tirar de las uñas con los dientes ejerce una presión sobre las encías que, con el tiempo, causa irritaciones, inflamación y pequeñas lesiones,
La alteración de las encías debido a la onicofagia se manifiesta de diferentes maneras. En algunos casos, podemos observar un enrojecimiento y una hinchazón alrededor de las uñas. Una situación que se produce por mor de la irritación constante causada por el contacto repetitivo con los dientes. Además, la presión ejercida sobre las encías puede llegar a provocar sangrado, sobre todo si las uñas se muerden en exceso.
La exposición continua de las encías a los gérmenes y bacterias presentes en las uñas también aumentan el riesgo de infecciones en la zona. Las encías inflamadas y dañadas son más susceptibles a la proliferación de bacterias, dando lugar a una enfermedad periodontal. Una condición que va a provocar la aparición de dolor, sensibilidad, mal aliento y pérdida de tejido y daños óseos en los casos más graves.
Además, es muy importante señalar que la onicofagia no solo afecta a las encías, sino también a otras zonas de la boca. La mordedura constante de las uñas daña el esmalte dental, como veremos a continuación, provocando un desgaste en los dientes e incluso desalineaciones en la mandíbula.
Las personas que padecen una alteración en las encías debido a la onicofagia han de buscar ayuda para controlar este hábito. Afortunadamente, hay diversas estrategias y tratamientos especializados que se pueden poner en práctica para atajar este problema. Es muy importante tomar conciencia de este hábito perjudicial para evitar daños a largo plazo en la salud bucal.
Desgaste dental irregular
Los dientes de las personas que se muerden las uñas en exceso suelen sufrir una presión constante y frecuente debido a la fricción. Una situación que va a ocasionar que padezcan de un desgaste en la superficie dental irregular. Los dientes están diseñados para masticar alimentos y no para soportar la fuerza que se aplica al morder las uñas.
Al igual que con la alteración de las encías, el desgaste dental que se produce aquí se puede manifestar de diversas formas. En algunos casos, los dientes frontales se vuelven más planos y pierden su fisonomía natural. También es muy común observar bordes dentales irregulares y desgastados, especialmente en los incisivos superiores e inferiores, ya que son estos los dientes más expuestos al hábito de morderse las uñas.
Como ya venimos comentando, junto con el desgaste dental la onicofagia daña las encías y los tejidos blandos de la boca, ocasionando en muchos casos inflamación e infecciones. No en vano, las uñas suelen contener bacterias y suciedad que se transfieren a la boca, afectando tanto al esmalte dental como a la superficie de los dientes, las encías y la salud bucal en general.
El desgaste dental irregular que se produce con la onicofagia no se corrige por sí solo. Para restaurar la forma y la función de los dientes, es probable que el paciente requiera de un tratamiento dental (empaste, corona dental, reconstrucción de los dientes gastados, etc.). En los casos más graves, tal vez sea necesaria la aplicación de una técnica especial de odontología estética. Lo más recomendable será, por ejemplo, el uso de carillas dentales para mejorar la apariencia de los dientes dañados.
La mejor manera de prevenir el desgaste dental irregular causado por la onicofagia es tratar el hábito en sí mismo.