Los implantes dentales son básicamente aquellos dientes postizos que suelen colocarse para sustituir alguna pieza dental que falta, ya sea porque esta ha caído al recibir un impacto, o por cualquier otro motivo. A pesar de que la mayoría de las personas saben de qué se trata un implante, lo cierto es que no todo el mundo conoce las partes que lo componen, así como sus materiales o las técnicas de colocación que existen para ellos. Los implantes dentales son una prótesis fija que consta de un pequeño tornillo de forma cilíndrica que tiene como objetivo principal sustituir la raíz de un diente que se ha perdido por cualquier motivo.
Esto evita que el hueso se pierda totalmente debido a la falta de piezas dentales, haciendo que los dientes adyacentes no se muevan. Y, para que la dentadura recupere la estética y la funcionalidad que le corresponde, sobre el implante también se colocará una corona dental. Esto traerá múltiples aspectos positivos a los pacientes, pues los implantes actúan como dientes totalmente reales y tienen un aspecto completamente natural. Esto hace que sea posible realizar actividades cotidianas con normalidad, como pueden ser hablar o comer. Además, son aptos para prácticamente cualquier edad.
Partes de un implante dental
Los implantes dentales se componen de varias partes que se pueden dividir en tres:
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Cuerpo: Es el dispositivo del implante, o lo que es lo mismo, el tornillo que se inserta en el hueso maxilar, cumpliendo la función que realizaría la raíz. Esto significa que se encarga de anclar el resto de componentes de la prótesis.
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Pilar: Consiste en la pieza que conecta el tornillo con la corona dental, de forma que pueda prolongar el cuerpo del implante a través de la encía, o los tejidos blandos.
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Corona: Como ya se ha mencionado, una vez se coloca el implante, también se instaura una corona, una prótesis que se encarga de imitar el aspecto que tiene una pieza dental natural. Esta parte es la más visible del implante, y la que aporta la estética y la funcionalidad que corresponde. Por norma general, las que más se suelen utilizar son las que están fabricadas de zirconio.
Por otra parte, también es importante saber cuáles son los materiales con los que se fabrican los implantes dentales, siendo el titanio el más común de todos. Este material es de carácter biocompatible, el cual no produce ningún tipo de reacción alérgica.
Ello ha provocado que se lleve utilizando durante mucho tiempo en odontología, además de su altísima resistencia a la corrosión y los excelentes resultados que ofrece. Sin embargo, el titanio no es el único material que se utiliza para confeccionar los implantes, pues el zirconio también es un elemento que se está comenzando a utilizar, aunque es más difícil encontrarlo, ya que todavía no se encuentra demasiado extendido. Esto puede ser debido a que aún no se tiene información completa sobre su duración, a pesar de tener unas características bastante parecidas al titanio.
Técnicas de colocación de los implantes
Hay dos tipos de técnicas para poder fijar una corona dental a los implantes, ya que estas pueden ir tanto cementadas como atornilladas, siendo estas dos las prácticas que más se utilizan debido a su eficacia y la gran cantidad de beneficios que proporcionan. Será importante saber que la más adecuada de las dos dependerá única y exclusivamente del tipo de paciente y de sus circunstancias y características personales. Por ello, es recomendable acudir previamente a un dentista de confianza que se encargue de evaluar cada caso de forma individual y que recomiende la mejor alternativa dependiendo de la persona. Asimismo, estas dos técnicas tienen diferentes características que conviene conocer:
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Implante cementado: Este tipo de implante ofrece una estabilidad mucho mayor de la estructura que se coloca sobre los implantes. Su procedimiento también es mucho más fácil y rápido de realizar.
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Implante atornillado: Es sencillo de retirar si fuera necesario, como por ejemplo si se desarrollan enfermedades periimplantarias o problemas directamente relacionados con la corona.
Independientemente de la técnica escogida, será fundamental de igual manera que el paciente se someta a un proceso de osteointegración, pues es una manera de garantizar que el tratamiento va a traer buenos resultados. Este procedimiento consiste en unir de forma permanente al hueso maxilar y al implante.
De esta manera, se consigue que estos puedan ser completamente estables y duraderos en el tiempo. Será clave que a la hora de realizar este tratamiento se produzca la cicatrización correcta, pues en caso contrario, ya se podría empezar a hablar de un rechazo del implante. Si esto ocurre, dicho implante tendrá que ser completamente retirado y colocarse posteriormente, cuando la cicatrización ya se haya producido de la manera adecuada. No obstante, lo cierto es que la osteointegración tiene un porcentaje de éxito altísimo, y es muy poco probable que esto suceda.
¿Cuándo se debe colocar un implantes?
Durante el procedimiento de los implantes dentales no se siente dolor, pues se emplea la técnica de la anestesia local para evitar que los pacientes tengan ni la más mínima molestia. Por otro lado, es importante conocer que existen una serie de plazos para ejecutar este tratamiento, aunque estos dependerán de cada paciente y su situación personal. A pesar de ello, antes de hacer nada es importante que la herida cicatrice de forma correcta, y una vez pase este periodo, que suele durar unos 3-4 meses, ya se podrá colocar el implante dental.
El tiempo que se tarda entre colocar la corona y colocar el implante se puede reducir con unas técnicas concretas, como pueden ser las cargas inmediatas. No obstante, los pacientes deberán cumplir unos requisitos para recurrir a esta alternativa, como no padecer enfermedades periodontales y tener hueso suficiente. Sin olvidar, que también existen métodos algo más tradicionales para aquellas personas que los prefieren. En estos casos, la cicatrización durará unas 6-8 semanas aproximadamente, siendo su porcentaje de éxito bastante alto, alcanzando hasta el 97,5%.