El bruxismo, también conocido popularmente como rechinar de dientes, es un trastorno común que afecta tanto a adultos como a niños. Aunque, en el caso de los más pequeños, el bruxismo puede resultar especialmente preocupante para los padres, quienes buscan comprender las causas y encontrar las mejores opciones de tratamiento para sus hijos.
El bruxismo infantil se caracteriza por el apretamiento y el rechinar de los dientes de manera involuntaria, más que todo mientras duermen, aunque también puede ocurrir durante el día. Aunque no se conocen con certeza las causas exactas del bruxismo en niños, existen ciertos factores que pueden contribuir a su aparición.
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¿Qué es el bruxismo? ¿es posible en niños?
El bruxismo es un trastorno oral caracterizado por el rechinar o apretar involuntario de los dientes. Esta condición puede afectar a personas de todas las edades, incluidos los niños. Aunque se considera más común en las personas adultas, el bruxismo en niños no debe pasarse por alto, ya que puede tener consecuencias tanto a corto como a largo plazo para la salud bucal y el bienestar general de los más pequeños de la casa.
Cuando un niño sufre de bruxismo, es probable que experimente el rechinar de los dientes durante la noche, mientras está durmiendo, aunque también puede ocurrir durante el día cuando está despierto. Los síntomas más comunes del bruxismo infantil son el ruido característico de crujido o rechinido, dolor de mandíbula, dolor de cabeza, desgaste dental anormal y problemas para conciliar el sueño.
¿Cómo detectar el bruxismo en niños?
Detectar el bruxismo en niños puede ser un desafío, ya que los síntomas pueden variar y a menudo son sutiles. No obstante, existen algunas señales y observaciones que los padres pueden tener en cuenta para identificar esta condición en sus hijos. Es por ello, que hemos decidido decirte de forma detallada y enlistada, algunos aspectos clave para detectar el bruxismo en niños.
- Observación del comportamiento durante el sueño: El bruxismo infantil suele ocurrir principalmente durante la noche. Es importante observar cómo se comporta el niño mientras duerme. Si notas que realiza movimientos repetitivos de la mandíbula, como apretar o rechinar los dientes, es probable que esté experimentando bruxismo.
- Ruidos durante el sueño: Presta atención a los sonidos que emite el niño mientras duerme. Escuchar ruidos de crujido, rechinido o frotamiento dental puede ser una señal clara de que el niño está experimentando bruxismo. Si compartes la habitación con el niño, puedes ser más consciente de estos sonidos durante la noche.
- Dolor o molestias en la mandíbula: El bruxismo puede causar dolor o molestias en la mandíbula, así como dolor de cabeza al despertar. Si el niño se queja con frecuencia de dolor en la mandíbula o presenta dolores de cabeza matutinos, es importante tenerlo en cuenta como un posible indicador de bruxismo.
- Desgaste dental anormal: Observa el desgaste de los dientes del niño. El bruxismo puede causar un desgaste excesivo de los dientes, lo cual puede ser visible tanto en los dientes de leche como en los permanentes. Si notas un desgaste inusual o irregular en la superficie de los dientes, es recomendable consultar a un dentista para evaluar si el bruxismo es la causa.
- Sensibilidad dental: El bruxismo puede provocar sensibilidad dental en los niños. Si el niño se queja de sensibilidad al frío o al calor, o muestra molestias al morder o masticar ciertos alimentos, esto puede ser un indicio de bruxismo.
- Cambios en la mordida o la alineación dental: Si notas cambios en la mordida del niño, como una mordida desigual o desalineada, es posible que esté relacionado con el bruxismo. Asimismo, si observas que el niño tiene dificultades para cerrar correctamente la boca o presenta cambios en la posición de los dientes, es recomendable buscar una evaluación dental profesional.
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Causas del bruxismo en niños
Si bien las causas exactas del bruxismo en niños no están completamente establecidas, existen muchos factores que pueden contribuir a su aparición. Entre las posibles causas se encuentran el estrés, la ansiedad, el mal alineamiento dental, la maloclusión, la respiración oral y la respuesta a la irritación de las encías durante la erupción dental.
Que comprendamos estas causas relacionadas del bruxismo infantil es fundamental para abordar adecuadamente esta condición y brindar el tratamiento adecuado que permita promover la salud bucal y el bienestar general de los niños.
Inquietud o nerviosismo
Si bien existen varias causas que pueden contribuir al desarrollo de esta condición, una de ellas es la inquietud o nerviosismo.
Los niños están expuestos a diferentes situaciones que pueden generar estrés o ansiedad, como cambios en su entorno familiar, presión académica, experiencias sociales desafiantes o incluso problemas emocionales. Estos factores pueden desencadenar una respuesta de tensión en el sistema nervioso de los niños, que puede manifestarse a través del bruxismo.
El bruxismo asociado a la inquietud o nerviosismo puede ocurrir tanto durante el día como durante la noche, mientras duerme. Durante el día, los niños pueden apretar o rechinar los dientes en respuesta a situaciones estresantes o cuando se sienten ansiosos. Durante la noche, esta tensión puede persistir y manifestarse a través del bruxismo nocturno, causando el característico ruido de crujido o rechinido dental.
Es importante tener en cuenta que el bruxismo en niños debido a la inquietud o nerviosismo puede ser un mecanismo de liberación de la tensión acumulada. Al apretar o rechinar los dientes, los niños pueden encontrar cierto alivio temporal, aunque esto no resuelve la causa como tal del estrés o la ansiedad.
Presencia de parásitos
Si bien las causas del bruxismo pueden variar, una causa menos conocida pero importante a tener en cuenta es la presencia de parásitos en el organismo del niño.
La presencia de parásitos intestinales, como los oxiuros, puede desencadenar el bruxismo en algunos niños. Estos parásitos suelen infectar el intestino delgado y el colon, y pueden provocar una serie de síntomas, incluido el bruxismo. Se cree que los productos de desecho de los parásitos y las reacciones inflamatorias que causan pueden afectar el sistema nervioso y desencadenar el rechinar de los dientes durante el sueño.
Es importante tener en cuenta que la presencia de parásitos en el organismo de un niño puede no ser evidente inicialmente, ya que los síntomas pueden ser sutiles o confundirse con otras afecciones. Además del bruxismo, otros signos que podrían indicar una infección parasitaria incluyen el picor anal, el insomnio, la irritabilidad, la pérdida de apetito y el dolor abdominal recurrente.
Falta de un sueño reparador
El sueño desempeña un papel fundamental en el bienestar físico y mental de los niños. Durante el sueño, el cuerpo se recupera y se rejuvenece, y el sistema nervioso tiene la oportunidad de relajarse y restablecerse. No obstante, cuando un niño no obtiene suficiente sueño o experimenta interrupciones frecuentes del mismo, puede manifestar bruxismo como una respuesta involuntaria.
La falta de sueño reparador puede deberse a diversas razones. Algunos comunes que pueden interferir en la calidad del sueño de un niño incluyen rutinas de sueño irregulares, entorno de sueño poco propicio, alteraciones del sueño como la apnea del sueño, estrés, ansiedad o incluso problemas respiratorios como la respiración oral.
Cuando un niño no duerme lo suficiente o tiene dificultades para conciliar o mantener el sueño, su sistema nervioso puede estar constantemente activo y tenso. Esto puede manifestarse en forma de bruxismo durante la noche, donde el niño aprieta o rechina los dientes en respuesta al estrés o la tensión acumulada.
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Problemas de oclusión o desarrollo maxilofacial
La oclusión se refiere al encaje y alineación de los dientes superiores e inferiores al cerrar la boca. Cuando existe una discrepancia en la oclusión dental, es decir, una mala mordida o una maloclusión, puede haber una mayor tendencia al bruxismo. Esto se debe a que los dientes no encajan de manera adecuada, lo que genera una tensión adicional en los músculos de la mandíbula, provocando el rechinar o apretar de los dientes como una forma de compensación.
Además de los problemas de oclusión, los trastornos en el desarrollo maxilofacial también pueden estar relacionados con el bruxismo en niños. Estos trastornos incluyen malformaciones o alteraciones en el crecimiento de los huesos y tejidos de la mandíbula y la cara, como la mandíbula retrognática (mandíbula inferior retraída) o la mordida abierta (espacio entre los dientes superiores e inferiores al cerrar la boca).
Estos problemas de oclusión o desarrollo maxilofacial pueden generar tensiones y desequilibrios en los músculos de la mandíbula, lo que se manifiesta a través del bruxismo. Es importante destacar que la presencia de una mala oclusión o trastornos maxilofaciales no siempre resulta en bruxismo, pero pueden aumentar la probabilidad de que ocurra.
Malposiciones dentales
Entre las diversas causas del bruxismo, una de ellas se relaciona con las malposiciones dentales.
Las malposiciones dentales se refieren a la incorrecta alineación o posición de los dientes en la boca. Estas malposiciones pueden incluir dientes apiñados, torcidos, espacios excesivos entre los dientes o una mordida desalineada. Cuando los dientes no están correctamente alineados, esto puede generar una presión desigual sobre las superficies dentales y los músculos de la mandíbula, lo que puede desencadenar el bruxismo.
Las malposiciones dentales pueden surgir debido a diversos factores, como la genética, el desarrollo anormal de los maxilares, la pérdida prematura de dientes de leche o hábitos orales prolongados, como chuparse el dedo o el uso excesivo de chupetes. Estos factores pueden influir en el crecimiento y la posición de los dientes, lo que a su vez puede contribuir a la aparición del bruxismo en los niños.
Sobreexcitación
Los niños son especialmente susceptibles a la sobreexcitación debido a su sistema nervioso aún en desarrollo y su capacidad limitada para regular y gestionar las emociones. Cuando un niño se encuentra en situaciones estresantes, emocionalmente intensas o estimulantes, su sistema nervioso puede verse desbordado, lo que puede manifestarse a través del bruxismo.
La sobreexcitación puede tener diferentes fuentes. Puede ser el resultado de situaciones estresantes en la vida del niño, como problemas familiares, cambios en el entorno o presión académica. Asimismo, los estímulos sensoriales intensos, como el ruido excesivo, las luces brillantes o las actividades frenéticas, pueden sobrecargar el sistema nervioso del niño y desencadenar el bruxismo.
¿Es frecuente?
El bruxismo en niños es un trastorno oral relativamente común que afecta a una parte significativa de la población infantil. Si bien las estimaciones exactas varían, se estima que aproximadamente entre el 15% y el 30% de los niños pueden experimentar bruxismo en algún momento de su infancia.
El bruxismo puede manifestarse en diferentes edades, pero suele ser más frecuente entre los 3 y los 10 años, siendo más común durante la primera infancia. A medida que los niños crecen y desarrollan habilidades de afrontamiento y autorregulación, es posible que el bruxismo disminuya o desaparezca por sí solo. De todas maneras, en ciertos casos, el bruxismo puede persistir hasta la adolescencia e incluso en la edad adulta si no se aborda adecuadamente.
¿Es necesario tratarlo?
Efectivamente es necesario tratarlo. Incluso, en la mayoría de los casos se recomienda buscar un tratamiento adecuado.
Tratar el bruxismo en niños es importante para prevenir complicaciones a largo plazo y mejorar la calidad de vida del niño. El tratamiento puede variar dependiendo de la causa en sí del bruxismo, que puede incluir factores como el estrés, la ansiedad, problemas de oclusión o desarrollo maxilofacial, malposiciones dentales, entre otros.
Consecuencias del bruxismo en niños
- Desgaste dental: El rechinar o apretar de los dientes puede causar un desgaste excesivo de las superficies dentales, lo que puede llevar a la erosión del esmalte y la pérdida de la estructura dental.
- Sensibilidad dental: El desgaste del esmalte dental puede hacer que los dientes sean más sensibles al frío, al calor y a los alimentos dulces o ácidos, causando molestias y dolor al comer o beber.
- Dolor y molestias: El bruxismo puede provocar dolor y molestias en la mandíbula, la cabeza y el cuello. Los músculos de la mandíbula pueden volverse tensos e inflamados, lo que puede causar dolor de mandíbula, dolores de cabeza y dolor en el cuello.
- Trastornos del sueño: El rechinar de los dientes durante la noche puede interrumpir el sueño del niño y de los miembros de la familia. Esto puede llevar a la fatiga diurna, dificultades de concentración y cambios en el comportamiento del niño.
- Problemas de mordida: El bruxismo prolongado puede afectar la posición de los dientes y la mordida del niño, lo que puede requerir tratamientos ortodóncicos en el futuro para corregir la maloclusión.
Prevención del bruxismo
La prevención del bruxismo en niños es fundamental para promover una buena salud bucal y prevenir las complicaciones asociadas con este trastorno. Algunas medidas de prevención serían reducir el estrés, establecer rutinas de sueño adecuadas, evitar estimulantes antes de dormir, fomentar una correcta higiene oral, evitar hábitos orales nocivos, y realizar visitas regulares al dentista.
Es esencial abordar el bruxismo en niños de manera adecuada para prevenir posibles complicaciones a largo plazo. El diagnóstico temprano y la intervención oportuna son sumamente importantes para lograr minimizar el desgaste dental, prevenir lesiones en los tejidos orales y promover una buena salud bucal para los niños.
Tratamiento del bruxismo en niños
Es fundamental llevar un tratamiento para tratar este trastorno oral en el niño. De esta manera, podrá superar el bruxismo de forma exitosa.
- Educación y consejería: Es fundamental educar tanto a los niños como a los padres sobre el bruxismo, sus causas y las medidas preventivas. La consejería puede ayudar al niño a manejar el estrés y las emociones, lo que puede reducir el rechinamiento y el apretamiento de los dientes.
- Uso de protectores bucales: Los protectores bucales son dispositivos de plástico hechos a medida que se colocan sobre los dientes para amortiguar el impacto de la presión durante el bruxismo. Estos protectores ayudan a proteger los dientes y reducir la tensión muscular.
- Terapia de comportamiento: En algunos casos, se puede recomendar terapia de comportamiento para ayudar al niño a identificar y modificar los hábitos relacionados con el bruxismo. Esto puede incluir técnicas de relajación, biofeedback y ejercicios de terapia física para aliviar la tensión muscular.
- Tratamiento de afecciones subyacentes: Si el bruxismo está relacionado con problemas de oclusión o desarrollo maxilofacial, puede ser necesario un tratamiento ortodóncico o maxilofacial para corregir la posición de los dientes y la mandíbula.
- Manejo del estrés: Identificar y abordar las fuentes de estrés en la vida del niño puede ayudar a reducir el bruxismo. Esto puede incluir cambios en el entorno, actividades relajantes y técnicas de manejo del estrés.
El bruxismo en niños es un trastorno común que afecta a una gran cantidad de niños en todo el mundo. Aunque las causas exactas del bruxismo infantil no están completamente comprendidas, se cree que factores físicos, emocionales y ambientales pueden desempeñar un papel importante en su aparición. El tratamiento del bruxismo en niños debe abordarse de manera integral, centrándose tanto en el manejo de las causas relacionadas como en el alivio de los síntomas.
Y, como dato importante. Es fundamental que los padres y cuidadores estén atentos a los signos y síntomas del bruxismo en sus hijos, como el rechinar de dientes durante el sueño o mientras están despiertos, dolor facial o mandibular, sensibilidad dental o desgaste de los dientes. Ante la sospecha de bruxismo, es importante buscar atención médica y dental para una evaluación adecuada.