Tener unas rutinas de higiene bucodental adecuadas no es algo que solamente sea importante a nivel estético, sino que también es clave para poder evitar enfermedades e infecciones graves que puedan provocar incluso la pérdida de piezas dentales a largo plazo. Para poder evitar a toda costa la aparición de dichas enfermedades, algo que será fundamental realizar es cepillarse los dientes correctamente. Esta acción es imprescindible para mantener una buena higiene bucodental, además de que ayuda a prevenir también caries e infecciones de mayor o menor gravedad. No obstante, a pesar de su importancia, hay un gran porcentaje de personas que no lo realizan correctamente. Por este motivo, es conveniente saber cuáles son los errores que se están cometiendo durante el cepillado dental:
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Malas técnicas para lavarse los dientes: A pesar de que el cepillado de dientes parece una acción sencilla en sí misma, lo cierto es que muchas personas no la llevan a cabo adecuadamente. Por esta razón, para lavarse los dientes de una forma efectiva se debe realizar una técnica de forma correcta, haciendo un movimiento similar al de barrer y utilizando un cepillo que tenga cerdas suaves y no sea demasiado duro. En caso contrario, se podrían dañar las encías y provocar su sangrado, afectando no solamente a la estética de la sonrisa, sino también aumentando considerablemente la sensibilidad dental. Una buena técnica de cepillado necesita ejecutarse con cuidado y con orden, de forma que se puedan limpiar todas las piezas dentales y de una manera eficiente. Para ello, no solamente habrá que cepillarse con suavidad, sino también establecer una rutina que dure por lo menos dos minutos, comenzando con las caras exteriores de los dientes, continuando por las interiores, y finalizando en las triturantes.
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No utilizar la pasta de dientes adecuada: La pasta de dientes es un elemento tan importante como el cepillo, y cuenta con diferentes tipos que se adaptan a todos los pacientes dependiendo de su situación y del tipo de dentadura que tengan. Muchas de ellas están especialmente pensadas para aquellas personas que tienen gran cantidad de caries o enfermedades de carácter periodontal, y otras tienen propiedades blanqueadoras. No obstante, las más recomendables son las que tienen flúor, siempre teniendo en cuenta que hay que enjuagarse la boca tras su consumo. Además, aplicar la cantidad de pasta adecuada también será clave en el proceso, pues el exceso de la misma lo único que provoca es que se llene la boca de espuma.
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No cambiarse el cepillo cada tres meses: Los cepillos deben ser cambiados de forma recurrente para que las cerdas no se pongan duras y puedan cumplir con sus funciones correctamente. Los cepillos suelen estar en contacto con otros cepillos, además de que acumulan bacterias y se pueden desgastar y doblar, haciendo que la limpieza bucodental no sea la adecuada. Por ello, es vital saber cuándo cambiarlo.
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No utilizar seda dental: El hilo dental funciona como una técnica añadida a los cuidados de higiene bucodental, pues ayudan a que la limpieza sea mucho más completa. Es un tipo de procedimiento que no lleva más que unos cuantos minutos y que se encarga de eliminar los restos de alimentos que se acumulan en los recovecos más escondidos de la boca. Sin olvidar, que también se encargan de eliminar las bacterias que se acumulan en los espacios interdentales.
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No lavarse los dientes en los momentos adecuados: Muchas personas tienen algunas costumbres como “picotear” entre horas, o comer en franjas horarios que les impiden poder lavarse los dientes. Esto hace que las bacterias se vayan acumulando en la boca, y que se traduzca en la aparición de bacterias y enfermedades. Por ello, es conveniente saber que existen momentos donde el cepillado es absolutamente obligatorio, como por ejemplo, después de cenar. El cepillado nocturno es vital para evitar las caries y el sarro, pues en las horas de sueño se genera mucha menos saliva y los patógenos pueden afectar en mayor medida a la boca. Además, el irse a dormir con restos de comida también fomenta que aparezcan caries e infecciones, por lo que siempre es aconsejable cepillarse los dientes no solo después de cada comida, sino también después de comer, en general.
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No cepillarse la lengua: A pesar de que la mayor parte de los pacientes se olvidan de ella, lo cierto es que tener una buena limpieza de la lengua es fundamental para evitar la aparición de gran cantidad de enfermedades. Por este motivo es importante saber cómo limpiarla de manera adecuada, de forma que se puedan combatir las bacterias que tienen tendencia a alojarse en la zona y que suelen ser las causantes del mal aliento.
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Acudir a los “productos milagro”: Los conocidos como “remedios caseros” para aportar beneficios a la salud bucodental suelen ser en su mayoría bastante engañosos, por lo que los expertos no suelen recomendarlos. Esto es en parte debido a que prometen unos resultados prácticamente mágicos que no se corresponden luego con la realidad. Este es el caso de las pastas de dientes que tienen carbón activado, y que lejos de ofrecer buenos resultados, lo que hacen es básicamente desgastar los dientes debido a su compuesto abrasivo. También caben destacar los enjuagues bucales con aceite de coco, que a pesar de que puede utilizarse como coadyuvante al cepillo o al hilo dental, nunca debe sustituirse por las rutinas de limpieza que sí están recomendadas por dentistas profesionales.
Una vez se conocen los errores más frecuentes que se cometen a la hora de llevar a cabo un cepillado dental, es conveniente intentar evitar todas estas costumbres y tratar en la medida de lo posible de seguir las recomendaciones de los dentistas. Como ya se ha mencionado, el utilizar un cepillo de dientes que tenga cerdas suaves, así como la correcta ejecución de los movimientos de barrido serán fundamentales para un buen cepillado. Por otra parte, nunca está de más realizar varias consultas a un profesional de confianza, sobre todo en caso de que surja cualquier duda o problema.
Y tú, ¿Cómo te vas lavas los dientes?
Ahora que ya conoces los errores más frecuentes que se comenten al cepillarnos los dientes, te resultará más sencillo evitarlos.
A modo de resumen, recalcamos la importancia de usar un cepillo con cerdas suaves, haciendo movimientos de barrido y sin presionar las encías.
Además, visita tu dentista al menos una vez al año aunque no tengas aparentemente ningún problema bucal, pues ir a las revisiones anuales previene cualquier complicación.
Y recuerda que si tienes cualquier otra duda sobre cómo debe ser tu limpieza oral diaria, puedes consultarlo con tu higienista dental de confianza.