Los tratamientos de ortodoncia, a pesar de que muchas personas se encuentran reacias a ellos, son realmente una inversión a largo plazo tanto en el ámbito económico como en lo que se refiere al tiempo. Uno de los elementos más importantes que cabe destacar a la hora de someterse a un tratamiento de ortodoncia es que la higiene dental tiene que multiplicarse, ya que al llevar aparato es más fácil que se acumulen los restos de comida.
Todos los pacientes que llevan brackets o alineadores invisibles tienen que tener un compromiso bastante grande con respecto a su salud bucodental, y no solamente prestar más atención a su higiene diaria, sino también acudir al dentista de forma recurrente para poder asegurar la correcta evolución del tratamiento. Además de esto, algo que es importante mencionar es que la retirada de los aparatos una vez finaliza el procedimiento no garantiza que los resultados vayan a ser permanentes.
Esto significa que los pacientes tendrán que tener un cuidado y mantenimiento de sus dientes después del tratamiento, de forma que se pueda garantizar que su dentadura se encontrará en buen estado para siempre. Para ello es de gran utilidad contar con los retenedores, que ayudan a mantener los resultados incluso años después de la ortodoncia.
¿Qué tipos de retenedores existen?
Los retenedores son aquellos aparatos que los dentistas se encargan de colocar en la boca de los pacientes una vez ha finalizado el tratamiento de ortodoncia. Cuando se retiran los brackets, o en su defecto, los alineadores transparentes, entonces llega el momento de recurrir a los retenedores para alargar la duración de los resultados tras el procedimiento. Así, se distinguen entre varios tipos:
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Retenedores removibles: Más comúnmente llamados “de quita y pon”, son aquellos retenedores que el paciente puede colocarse o quitarse en cualquier momento y con total facilidad. Los dentistas serán quienes se encarguen de tomar una serie de muestras de la cavidad oral del paciente, de forma que se creen unas férulas dentales completamente transparentes y que se ajustarán perfectamente a su boca. Es importante saber que es un tipo de tratamiento de carácter regresivo, o lo que es lo mismo, al principio hay que llevarlos durante todo el día y según va pasando el tiempo, también se reduce su utilización. Es decir, al principio siempre tienen que estar puestos, excepto para lavarse los dientes o comer, y posteriormente solo será necesario llevarlos por las noches. Para que estos retenedores puedan cumplir sus funciones correctamente, será fundamental seguir todas las pautas y recomendaciones que indique un dentista de confianza. Por norma general, las revisiones suelen ser cada tres, seis y hasta doce meses.
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Retenedores fijos: Son barritas metálicas que los dentistas colocan en la parte interna de las piezas dentales para evitar que estas se muevan. Estas deben colocarse el mismo día en el que se ha retirado la ortodoncia, y lo más habitual es que los pacientes los lleven durante el resto de su vida. Estos son bastante cómodos, pues prácticamente no se notan y no producen ningún tipo de dolor ni de molestia. A pesar de ello, sí que es posible que los pacientes necesiten un par de días para acostumbrarse.
Algunos pacientes prefieren los retenedores removibles debido a la comodidad de poder ponérselos y retirárselos cómodamente, mientras que otros prefieren tener un retenedor fijo que no se note y así no tener que preocuparse de él. Dependiendo de las características de cada paciente, los dentistas recomendarán un tipo de retenedores u otros. No obstante, en ambos casos los cuidados y su buen mantenimiento serán fundamentales para asegurar que cumplen su principal función y que duran el mayor tiempo posible.
La importancia del uso de retenedores dentales
A pesar de la efectividad y los buenos resultados que proporcionan las ortodoncias, la realidad es que los dientes tienen tendencia natural a moverse, por lo que en caso de que no se utilicen los retenedores, estos volverán a tener la posición que tenían antes, haciendo que el tratamiento no haya servido para nada. La retención es un proceso fundamental en cualquier procedimiento de ortodoncia, y es lo único que puede garantizar el mantenimiento adecuado de la sonrisa.
La función de estos retenedores es la de mantener los dientes en la posición en la que están cuando finaliza la ortodoncia. No obstante, los pacientes tienen que poner también de su parte y cuidarlos de manera adecuada para que estos sean duraderos y así evitar que se puedan desgastar, romper o incluso perder.
La higiene dental será fundamental para poder lograr estos objetivos, pues es un factor que ya es importante para la salud bucodental en general, y especialmente para los retenedores. Estos deben ser lavados de forma correcta una vez se retiran, sobre todo después de las comidas, ya que no solamente se pueden manchar por los restos de alimentos que se acumulan en los dientes, sino que también se encuentran expuestos al sarro y a la saliva. Antes de lavar los retenedores, será importante seguir las indicaciones que recomiende un dentista profesional, pero normalmente estos pueden ser lavados con jabones neutros y su forma de lavado es muy parecida a la que necesitan las férulas de Invisalign.
Será importante recalcar que no pueden limpiarse utilizando la pasta de dientes, porque pueden volverse completamente blancos y no solamente se dañan sus materiales, sino que además también se deterioran sus propiedades estéticas. Además, mantener una limpieza correcta de los retenedores también hace que las bacterias no se acumulen en las férulas y se adquieran malos olores. Por otro parte, y siempre como complemento, también se pueden utilizar pastillas especiales para la limpieza de las prótesis dentales.
Los pacientes que llevan retenedores no solamente deben trabajar por cuidarlos y mantenerlos adecuadamente para asegurar su duración, sino que también deben acudir al dentista de manera regular para poder descartar problemas y complicaciones, además de asegurarse de que todo se encuentra en orden. Estas revisiones deben ser llevadas a cabo al menos una vez al año.